lunes, 7 de noviembre de 2011

Unidos en Cristo



TETE, LA AMIGA…
Bendito sea el Señor,
Fuente de todas las gracias,
Por haberme permitido,
Como por arte de magia,
Haberte encontrado un día.
Amistad inesperada,
Que como caída del cielo,
Fue bálsamo de bonanza,
De sosiego, de ternura.
Un manantial de confianza,
Para el corazón, deleite
Y alegría para el alma.
Nuestra amistad fue creciendo
Sin medir las circunstancias,
Sin recelo, sin reparo,
Acortando las distancias,
Confortando nuestras vidas
Con afecto y esperanza,
Sin esperar recompensa
Con una entrega sagrada.
¡Como quedarme en silencio!
¡Cómo no gritar con ganas
La alegría que yo siento
Y me hace vibrar el alma!
Vos sos el mar de ternura
Que dulzura desparrama;
Sos el mar que me conduce
Por rumbos de paz y calma;
Sos el mar que me acaricia
Con tus aquietadas aguas;
El mar en el que gustoso
Me refresque en sus entrañas.
Por eso alabo, Señor,
Tu bondad ilimitada,
Por esta amistad tan grande
Gracias a tu amor lograda.
Con dedicación y esmero,
Me comprometo cuidarla,
Para gloria de tu Nombre
Y alabanza de tu alianza.